anoche llovió
y esta mañana las sierras amanecieron mojaditas.
vieron eso que pasa cuando las hojas se llenan de gotitas?
parece que se ríen,
sonríen en silencio.

desde que mi hermana me pidió hace unos meses
que le diseñe algo alegre
para la "campaña del sí al voto migrante":
paraguayo/a en todas partes...
pienso si lo que encontré en paraguay
luego de muchos años lejos es verdad
o una simple "ilusión".

a mí siempre me gustó vivir en paraguay,
no hay mejor lugar en el mundo que ese para mí.
el verde brillando en la ciudad todo el año,
el calor que sólo se refresca en invierno,
el sol de la vida,
el cielo estrellado,
el tereré a toda hora que enseña a compartir,
el sudor que limpia,
la chipa caliente,
el jopará,
los grillos,
y el amor de la familia.

cuando me fui tenía una necesidad visceral de ver el mundo,
de ver cómo eran las cosas en otros lugares,
otras culturas.

cuando me fui en paraguay había una listita tipo decálogo
que había que cumplir para pasar de grado,
para recibirte en la vida.
si te desviabas, quedabas medio discriminado,
relegadito,
y en un lugar donde nos conocíamos todos era bravo.
no era mi caso, pero me parecía injusto.

la ventaja eran mis padres,
que aunque les gustaba la listita
(ellos se habían recibido así),
me dejaban confeccionar la mía
(siempre fueron lo mejor de mi vida).

me fui de paraguay por unos años,
vi el mundo...
comí arroz con la mano,
tomé café frío,
lavé platos,
serví mesas,
actúe de estatua,
estudié foto en una escuela pública,
me curaron en centros de salud públicos.
conocí gente que trabaja limpiando casas
por el mismo sueldo que un administrador.

cuando a llegué a barcelona,
los paraguayos nos conocíamos todos:
ignacio, mariana, esteban, dea, ricardo, carmen,
yo, diego, dani...
pasó el tiempo y el tereré no sorprendía,
el guaraní trepaba.

y por qué?

porque en paraguay nadie estudia foto en una escuela pública,
ni se cura en centros de salud público.
porque en paraguay las empleadas domésticas ganas cien dólares en negro
y trabajan 12 horas al día.
porque en paraguay nadie paga ni quiere pagar impuestos.
porque en paraguay nadie quiere vivir un poco menos cómodo
para que no exista la indigencia.

en el paraguay hay tanto por hacer,
y eso es lo mejor que tiene.

cuando volví millones se habían ido
pero paradójicamente,
muchos se habían quedado
y habían despertado.

me fascinó no conocer a nadie cuando entraba a mi bar preferido,
me encantó conocer gente que se animaba a cosas diferentes.
amé que la listita se volvió un borrador sólo para algunos.
me ilusionó encontrar la vena abierta...

la mediterraneidad física nunca fue un problema
para un país tan rico, tan grande, tan vasto.
la mediterraneidad mental era la enfermedad,
pero la vena se abrió.
y debido a eso y otras cosas más,
el domingo se vota un referéndum por el sí a la apertura.
por el sí a que la gente tiene que gobernar.
por el sí a que el país es de los ciudadanos,
no de los políticos,
y menos de los colorados.
por el sí a la fiesta de la sábana,
por el sí a la voz de la minoría.

me voy y vengo,
trabajo, crío un hijo
y vuelvo.

yo me fui porque lo elegí,
y dejé una madre
pero no un hijo.
hay miles que no eligieron.

ojalá puedan sentirse más cerca,
aunque sea,
votando.

y para terminar este café nostálgico
sabor a guarania
y con olor a tango.
recuerdo al creador de la manzana más apetitosa,
que con su vuelo nos dejó la última gran lección:
el poder del dinero es efímero,
el poder del amor es eterno.

(feliz cumple amiga de los rulos locos!)

SÍ!

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