adultos

mi hijo de 7 años hace sólo un par de horas me preguntó:

- qué se siente ser adulto, mamá?

y yo, como tantas otras veces, no tenía ni idea de la respuesta.

a los tumbos y tartamudeando, saqué de la galera una de las contadas certezas que me quedan,
y le dije rápido (para que no tuviese tiempo de re-armarse y seguir rasguñando en mis evidentes limitaciones):

- no sé lo que se siente ser adulto la verdad, sólo sé que lo mejor de la vida es ser niño!

cuando terminé de pronunciar la frase sentí alivio. dije algo que realmente creía y creo, y eso en estos tiempos que corren, no lo siento muy a menudo.

por suerte a bautista le alcanzó, o tal vez sólo fue que empezaba su dibujo preferido en la tele y quería merendar. probablemente, las dos cosas.

el qui de la cuestión es que a mí no me alcanzó, y acá estoy preguntándome qué se siente ser adulto.

lo primero que me viene a la cabeza tipo estornudo es que ser adulto es una "putada",
como dírían mis amigos españoles para decir que algo es fastidioso, o que te produce un perjuicio.

y qué perjuicio es para una llegar al día en que ante un problema o inconveniente, dejaste de pensar en tu papá como la fuente primaria y eficaz de resolución del mismo; y empezaste a pensar inmediatamente, en cómo resolverlo o atravesarlo por tus propios medios y posibilidades.

ser adulto tiene sin dudas un tufillo a desamparo y horfandad.

por otro lado, ser adulto tiene también el sabor de la oportunidad. qué palabra linda!

oportunidad de tomar el toro por las astas de tu vida y elegir TU camino. sin nadie que te diga lo que podés comer o no, lo que podés ver o no, lo que podés amar o no. nadie que te mande a cepillar los dientes... (creo que esta es la parte que olfatea bautista y de ahi su curiosidad). eso sí, contigo va ese bolsito repleto de papá y mamá.

la adultez es entonces esa mezcla de horfandad y oportunidad, ese claroscuro enigmático en el cual aprendés cuánto poder tiene la luz gracias a la existencia de la oscuridad. es ganar muchísimo en libertad y al mismo tiempo, perder el doble.

es toparte de frente con la importancia y trascendencia de la existencia del otro y sus necesidades, mucho más allá de las tuyas.

es cumplir cuarenta, esguinzarte el tobillo, pero no dejar de preparar la comida de tus hijos.

definitivamente, ser adulto se siente fuerte y se pasa muy rápido.





los que sueñan con ser adultos... ;)






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