bruno

Hace casi 9 años que adoro verlo andar en bici al costado del camino cuando voy o vengo de Carlos Paz. Desde la primera vez que lo vi deseé esta fotografía, hasta la soñé.

En realidad en un inicio pensé que la foto era él andando en bici, pero cuando lo conocí hace cinco días me di cuenta que necesitaba que mire a la cámara... que todos y todas puedan percibir sus ojos profundos de mar.

Al año aproximadamente de verlo en la ruta mimetizarse con el paisaje, un día paré y le pedí el teléfono para llamarle y combinar una fecha y hora para hacer la toma con mi cámara. En ese momento me di cuenta que hablaba con un acento muy cerrado, y por más que le explicaba, él no podía comprender para qué yo querría una foto suya. Luego de mi insistencia accedió y me lo dió. 

Por esas cosas de la vida y de los tiempos pasaron los días, perdí mi celular y su teléfono. Y ya no me animé a pararlo de nuevo. Soy muy tímida para ser fotógrafa y me daba culpa volver a molestarlo, no me atreví. Una vez incluso intenté sin éxito robarle la foto desde el auto.

Pero el destino que es poderoso, y a veces conspira para que nuestros sueños se cumplan, lo llevó hasta Adrián. Sí, mi Adrián, mi amor, mi compañero, él que es todo lo contario a mí. Él, que le hace hablar hasta a las piedras, que se ríe muy fuerte y a carcajadas, me lo trajo hasta nuestro jardín para embecellecerlo. Él sabía cuánto deseaba esta foto.

Yo lo veo en la ruta y me emociono, mi corazón reacciona; siento amor, alegría, paz, todas cosas lindas. Es como si lo conociera de toda la vida. Lo quiero.

Por eso, hoy creo que en el fondo esta fotografía es mucho más que una postal linda. Es una especie de auto-retrato de una época de mi vida muy atesorada.

Es como volver a mí cuando tenía 24 años y vivía en Barcelona rodeada de entrañables amigas y amigos, muy feliz sobre mi bicicleta. Aquella bici antigua, belga, que tenía un elefante en el frente y un trébol de cuatro hojas grabado en el claxo. Y toda la suerte del mundo contenida en él, yo estaba segura.

Bruno es un tano hermosísimo de 83 años que se mueve en una bici sin cambios muy vieja y liviana, subiendo y bajando pendientes que acobardarían a los más entrenados ciclistas. Para llegar a mi casa hizo sin sudar 14 o 15 km. Lleva sobre su caballo de dos ruedas todos sus elementos de trabajo acomodados en un perfectísimo rompecabezas.

No sé si llegan a ver pero sus manos son dos rocas, su vitalidad apabulla y su sonrisa... esa sonrisa es divina. Es la misma de aquel niño que se subió a un barco enorme lleno de ilusión hace tantísimos años. Esa ilusión sigue intacta.

Gracias Bruno, porque la foto ahora es pura vida.

Icho Cruz, 24 de Abril de 2019


Comentarios

  1. Que hermosos!: El, el relato, la fotografía y vos forogarfa por permitirme emocionarme y sonreír a la vez

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    1. ohh tone... muy agradecida x tus palabras... <3

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    2. Dios mio siempre lo veo cuando voy en mi auto ,nunca pude verlos de cerca y me pasa lo mismo me llena de ternura no se donde vive te lonjuro que iria a tomar unos mates me encanto la nota beso querido bruno ahora lo saludare xin su mombre

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  2. Muchas felicidades Romi. Excelente!!!

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  3. muy buena foto ,llevo 25 años en icho cruz y cuando voy a carlos paz lo veo pedaleando al costado de la ruta hace muchos años .

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Le diste vida a esa foto con tus palabras tan hermosas!!!!
    Te felicito fotógrafa del alma!!!
    Vaya mi admiración
    Abrazote..

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  6. Hermoso hermosooo ...!!! Yo tambien intrigaba saber quien era él. Me hace acordar a mi padre con esa fuerza vital q tiene...

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