Escribir para seguir #2

Hoy hacen 25 años que Fabi nos dejó físicamente. Recuerdo perfectamente ese día, y la verdad es que me acuerdo ya de muy pocas cosas lejanas.

Yo la quería a Fabi por decantación natural del amor... esa energía mágica que sólo se da en las cosas del corazón. La conocía poco en realidad, pero la quería. Porque mi mamá amaba a tía Cesy, a tía Teresa, a tía Licky… porque había crecido con tío Juan, entonces yo también amaba a Fabi.
Unos días antes la había visto bajar por esa bendita rampa del colegio, mi amado y hermoso STJ. En realidad había visto bajar su sonrisa enorme y brillante. Nunca más vi una sonrisa igual en ninguna parte del mundo. Créanme, no miento.
Aprovecho este día tan especial para contar que Fabi a mí me hizo un regalo inigualable. Un regalo que marcó mi vida para siempre, un regalo que es parte entrañable de mi historia.
Dos años después de su vuelo pasé tres meses con la familia de Fabi en Quito. Fue la primera vez que estuve tanto tiempo lejos de mi casa. Los disfruté un montón a cada uno, les saqué el jugo como se dice. Aprendí muchísimo de las pequeñas cosas de la vida.
Conocí a sus hermosos amigos, descubrí su luz en la mirada de cada uno de ellos, cuando la recordaban. Recorrí sus lugares, caminé sus calles, bailé sus bailes.
Mi tía me contó que quería ser arquitecta y quedarse en Quito. Cuanto más la conocía más sentía que ella y yo hubiésemos sido muy buenas amigas. Siento que nos hubiésemos reído un montón de casi todo. Probablemente, nos hubiésemos cargado mochilas repletas de chucherías en la espalda, en busca del mundo y su gente.
Fabi fue y es muy amada. Como bien dice mi tía Cesy, ella está presente en todo lo bueno y alegre de la vida. Fabi es gratitud e inspiración eterna.
Gracias siempre tía Cesy, tío Juan, Nane, Loli y Diegui!
Fui muy feliz en su hogar,
les quiero fuerte!




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