Escribir para seguir #9

"Se hizo justicia", me escribió el tío Gas desde el DF cuando le conté que el 2 de diciembre pasado estábamos festejando los 5 años de Clemen. Celebración postergada primero porque se le ocurrió llegar a este bendito mundo el 26 de enero, en plenísima temporada. Y luego, por la llegada tsunámica de la pandemia.
Casi un año esperó la japo su cumple, y se tuvo que contentar con una mini-fiestita, en la que tuvimos que reducir al máximo sus invitados. Algunos aún están muy guardados y cuidándose, y otros, ya el número se hacía incontrolable. Cosa que no nos gusta a ninguna de las dos, amantes de las fiestas llenas de niños y amigos.
En fin, todo este preámbulo es para contar que cuando estábamos por dormir esa noche, ya en la cama, le pregunté si estaba contenta, si le gustó su cumple. A lo que respondió con voz melancólica: -¿Porqué dura tan poco ma? ¿Por qué pasa tan rápido? suspiró con cierta amargura...
¡Qué precoz pregunta existencial! ¿verdad?
¿Por qué pasa tan rápido esto que inicialmente parece eterno? ¿Por qué no nos duran para siempre los abuelos, las madres y padres, las amigas? ¿Las vacaciones? ¿O la cerveza helada bien compartida?
¿Será para que aprendamos a conectarnos con el presente? Con el instante perfecto, con la salud, con la vida...
A veces creemos que el teléfono va a sonar para siempre a la misma hora y desde el mismo lugar... y el día menos pensado, ya no suena nunca más.
¡¡Feliz feliz vueltita al sol Clementina, la niña con nombre de abuela que vino a cambiarlo todo, literalmente!!






Comentarios

Entradas populares